10.07.2018 09:50
Se superó traba ideológica
@|En el 2011, la IMM decidió prohibir el proyecto de urbanización en Jacksonville argumentando que ideológicamente estaba en contra tales tipos de emprendimientos, debido a que generan fragmentación social.
Seis años después lo autorizó.
En total, desde que se presentó el proyecto pasaron 17 años, durante los cuales se privó de oportunidades y de buen trabajo a muchos ciudadanos que podrían haber salido de la pobreza gracias a esta inversión de varios cientos de millones de dólares. También la Intendencia se privó de recaudar muchos impuestos de aquello que se podía haber construido y no se hizo.
Las anteojeras ideológicas, terminan promoviendo y perpetuando lo que supuestamente quieren evitar.
En primer lugar, quiero decir que dicha resolución confunde el síntoma con la enfermedad. En medicina está claro que si atacamos los síntomas en lugar de atacar las causas de la enfermedad, nuestro fracaso terapéutico está asegurado.
La creación de barrios privados regulares no es la causa de la fragmentación social, de hecho en Montevideo no hay ninguno. Por el contrario, es la consecuencia de las ineficientes políticas públicas en revertir la situación de inseguridad.
Corresponde señalar que aunque no posean tal denominación, muchos de los asentamientos irregulares son en realidad “barrios privados”, dado que hasta la policía si quiere entrar en ellos, debe hacerlo provista de gran número de efectivos, como se ha visto en los famosos megaoperativos de hace unos años atrás.
Por lo que en la realidad, independientemente de la ideología de la Intendencia y de que los autorice o no, Montevideo cuenta con un sinnúmero de barrios privados irregulares.
En segundo lugar, si bien dicha prohibición según decía la resolución de la Intendencia intentaba evitar la profundización de dicha fragmentación urbana y social, tiene a mi parecer el efecto opuesto, dado que aleja aún más a los sectores pobres del contacto con grupos sociales con mayor nivel educativo privándolos de la posibilidad de obtener trabajo de calidad, trabajo formal en la construcción y también en la posterior etapa de funcionamiento de dicho proyecto.
La no autorización de la construcción del mismo, hizo que se hayan perdido durante estos 17 años, en que se demoró en resolver finalmente la autorización del proyecto, oportunidades para los habitantes de los barrios aledaños, y por lo tanto, la Intendencia los marginó aún más, dado que en sus barrios de origen no han surgido otras oportunidades por más que las autoridades de la Intendencia hubieran creído que ello era posible.
Además, dicha prohibición tampoco logró la finalidad de evitar la extensión de la ciudad, preservando áreas de uso rural, dado que lo que no se autoriza en Montevideo, se construye en Canelones. Por lo cual, además de la pérdida de ingresos para la Intendencia, la ciudad se extiende aún más, se genera más tránsito, hay necesidad de ampliación de avenidas, mayor tiempo de transporte y mayor costo para los trabajadores que tendrán que desplazarse mucho más lejos, empleando más dinero y perdiendo mayor tiempo de sus vidas para llegar y volver de su trabajo.
Por último, no parece una buena política de desarrollo urbano prohibir la realización de urbanizaciones de calidad con todos los servicios aduciendo cuestionamientos ideológicos, mientras se tolera la proliferación de asentamientos irregulares, carentes de todo tipo de servicios que han seguido creciendo a pesar de la situación de bonanza económica y de la reducción de la pobreza, producida en los últimos años, lo cual hace pensar que hay algo que no se está haciendo bien.
Es realmente una pérdida irreparable para la ciudad haber retrasado 17 años una inversión millonaria en una urbanización regular que como toda inversión importante y de calidad termina generando una revalorización positiva del entorno urbano adyacente, generando oportunidades de mejora y desarrollo.
Por lo expuesto, considero que dicha resolución de la Intendencia fue muy desacertada. Implicó la pérdida de 17 años de oportunidades y fue algo irreparable, por lo menos para una generación de ciudadanos.
Espero que no se reiteren este tipo de bloqueos a iniciativas privadas de inversión de calidad argumentando razones ideológicas que logran incrementar y reproducir lo que supuestamente pretenden evitar.
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