03.07.2018 10:39
Preocupaciones equivocadas.
Las autoridades de la enseñanza, los sindicatos y políticos de izquierda, están preocupados por las donaciones y la asignación en forma directa por las empresas, de una parte de los impuestos que pagan.
No digo exoneraciones, porque en realidad no hay ninguna exoneración de impuestos.
Hay un pago de impuestos, pero que permite realizar una asignación directa de ese pago hacia una institución en particular, eludiendo la intermediación de la burocracia estatal entre el cobro del impuesto, y el destinatario final.
Hay por lo tanto un mayor aprovechamiento de los recursos volcados, porque la burocracia consume gran parte de los recursos que recibe en su ineficiente e ineficaz funcionamiento.
Hay fundamentalmente una visión más clara de los particulares acerca de donde es más eficiente y efectivo volcar los recursos obtenidos por la actividad privada y que se derivan a impuestos.
Por ello los institutos de gestión privada han obtenido la mayoría de los fondos, cuando antes iban destinados a la educación pública.
La ANEP es una máquina burocrática y sindical muy ineficiente y que dilapida los recursos que obtiene de los privados.
Ello ocurre con el uso que hace de todas las propiedades que recibe por el mecanismo legal de herencias yacentes.
La ANEP tiene cientos de propiedades que recibe sin costo, cuyo uso irregular y displicente termina beneficiando a sus propios funcionarios.
En este artículo del observador publicado hace ya un año puede ver más detalles sobre este punto.
En esta otra nota pueden ver otros ejemplos del despilfarro de recursos en la ANEP.
También hay una clara diferencia, aparte del malgasto del dinero recibido, en los resultados de lo que se hace con ese dinero.
La educación pública a nivel de estudiantes pobres, termina expulsando a la mayoría de ellos (más del 80%) que no terminan la educación básica obligatoria por ley.
Cuando se evalúan los niveles de conocimiento alcanzado también los resultados son muy malos para la enseñanza pública en los barrios pobres.
Todo lo contrario ocurre con los institutos, que son públicos y gratuitos, pero de gestión privada.
Por lo tanto debemos concluir, que los ciudadanos y las empresas, realizan un direccionamiento mucho más eficaz y eficiente de los recursos que vuelvan al estado, en forma de pago de impuestos, de lo que lo hace la burocracia estatal a través de la DGI y la ANEP.
Atte.,
Manuel da Fonte
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