08.07.2014 21:38
El "atrasismo" ataca de nuevo (o un nuevo capítulo del Impulso y su Freno de Real de Azúa)
El sindicato de mayorales, cuarteadores y carreros, ha manifestado su firme oposición al arribo al país de las nuevas unidades del transporte automotor denominados ómnibus, tal como ya se había manifestado contrario al transporte de cargas y pasajeros por trenes y tranvías.
El dirigente de la patronal de diligencias, manifestó que estas nuevas formas de transporte compiten con las fuentes laborales de los trabajadores del transporte, además de afectar a los trabajadores de las fondas y postas de diligencias y por supuesto de los establecimientos que proveen las caballadas y los bueyes de recambio.
Debido a su gran preocupación (dado que además es dueño de varias diligencias) ya dispuso que se sancione debidamente a aquellos que intenten trabajar en las nuevas formas de transporte.
El director de transporte de la ciudad apoyó a dicho dirigente y advirtió que "lo mejor que nos puede suceder es tener una fuerte regulación en el transporte y que no se apliquen las nuevas tecnologías".
Esta imaginaria noticia no llego a ocurrir, porque por suerte para la evolución de nuestro transporte no existió dicho sindicato, por lo menos en ese momento, y por ende nadie intentó bloquear la aplicación de nuevas tecnologías que benefician a los usuarios.
El intento actual de la patronal del taxímetro de bloquear el uso de una aplicación, que permite al usuario conseguir taxi en forma directa comunicándose a través de un celular con el taximetrista, con el argumento de la defensa de los puestos de trabajo de las operadoras de radio, se puede asimilar a lo que hubiera sucedido en caso de que prosperasen iniciativas como la relatada al inicio esta nota. Es lamentable ver que algunas autoridades apoyan este criterio que intenta frenar el desarrollo tecnológico en aras de mantener un control regulatorio injustificado.
Un nuevo intento se asoma en estos días (fines del 2015), frente a la aparición de UBER, un servicio que compite con el taxi. Esta empresa permite contactar a clientes con prestadores del servicio en forma directa, y permite acceder a mejores vehículos, más seguros dado que no manejan dinero y no poseen mampara, con una adaptabilidad entre la oferta y la demanda y una mayor elasticidad frente a las necesidades del usuario, dado que ofrecen diferentes tipos de vehículos con diferentes capacidades y prestaciones. Nuevamente se oyen las mismas voces, tanto de los beneficiarios de los monopolios establecidos por la regulación, como de las autoridades que ven en la regulación la justificación de su existencia oponiéndose a los nuevos servicios y clamando por la regulación como un fin en si mismo.
Si validamos este criterio, los Uruguayos seguiríamos transportándonos en diligencias y carretas, dado que los buses y camiones al llevar mayor cantidad de pasajeros y carga, y al hacerlo más rápido llevan a una reducción inicial de las fuentes de trabajo.
Claro está que luego, debido al incremento del número de pasajeros y de cargas que termina provocando el menor tiempo que implica su traslado y la consiguiente reducción de los costos, lleva a un incremento mayor de las fuentes laborales.
Para tener una idea del cambio tecnológico en el transporte debemos señalar que las carretas se desplazaban a unos 4 km/h y recorrían 15 a 40 km por día, mientras que las diligencias corrían a 15 km/h y recorrían 60 a 100 km/día, lo cual implicaba que un viaje que hoy se puede hacer en 2 hs, antes implicaba 2 a 3 días enteros.
También para defender los puestos de carteros y a la empresa nacional de correos, deberíamos haber prohibido el uso del correo electrónico, dado que ha dejado obsoleta la comunicación personal a través del envío de cartas. Por supuesto que el teléfono también tendría que prohibirse, dado que ha eliminado el trabajo de los chasques o de los jinetes de los correos a caballo.
Por supuesto que en este caso también se justificaría la oposición por tratarse de empresas extranjeras que piratean el trabajo de los carteros uruguayos.
El mundo avanza, cada vez más rápido, y eso transforma muchos empleos en obsoletos e innecesarios. No podemos atarnos al pasado defendiendo lo que irremediablemente tiende a desaparecer, en aras de la defensa del interés de algún particular que tiene en ello su negocio, o por defender un sistema regulatorio ineficaz e innecesario que justifica cargos burocráticos.
También la tecnología crea múltiples empleos nuevos, además de hacerle la vida más fácil a la gente en muchos sentidos. Hace tan solo 20 años no existían muchos de los trabajos que existen hoy en día vinculados al desarrollo de internet, y todo lo que hoy en día se hace y se gestiona a través de la red
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