martes, 22 de octubre de 2024

FONASA, una reforma en el sentido equivocado.

 10.07.2018 12:37

Reformas


@| En 1996, se crearon las AFAPS, modificando el sistema previsional uruguayo (las jubilaciones y pensiones eran provistas exclusivamente por el BPS), debido al déficit creciente, que haría inviable continuar pagando sus prestaciones.

Para evitar el quiebre del sistema, se dividió al mismo en dos: por un lado el BPS que continuaría recaudando y pagando las jubilaciones de menor monto, hasta un tope determinado. Por otro lado las AFAPS, gestores privados, que reciben los aportes jubilatorios por encima del tope establecido para el gestor público.

Esta modificación permitió sanear las finanzas del BPS, vehiculizar una parte de los ahorros previsionales de los cotizantes hacia las AFAPS, las cuales los invierten, en bonos de deuda del estado Uruguayo, para incrementar el monto ahorrado en las cuentas individuales de los ahorristas.

El sistema sigue siendo en su gran mayoría público y estatal. Sólo se modificó la forma de gestión, adoptando mecanismos de gestión del sector privado, incorporando algunas AFAPS privadas, pero la propiedad de la mayor parte del sistema sigue siendo estatal. República AFAP, es de propiedad del BPS, el Banco República y el BSE.

En paralelo a esta evolución del sistema previsional, el sistema de salud, a través de la reforma implementada y la creación del FONASA ha evolucionado en sentido inverso.

Previamente teníamos un sistema de salud que se parecía al sistema previsional actual, con un prestador público, el MSP, que atendía a los ciudadanos de menores recursos, y varios gestores privados, las mutualistas, de propiedad privada, la mayoría de propiedad de sus socios, que se financiaban mediante el cobro a sus afiliados de la cuota mutual.
Con la reforma de la salud, se intentó realizar en materia de salud, el camino inverso al realizado con las AFAPS y la reforma del sector previsional.

Mientras que en materia previsional se intentó ir hacia un camino de diversificación de gestores entre públicos y privados, repartiendo la financiación del sistema entre ambos, al igual que el pago de las prestaciones, y limitando la cobertura estatal hasta un cierto tope. 

En materia de reforma de la salud, donde ya teníamos un régimen similar al de las AFAPS (mutualistas) se intentó ir hacia un camino de centralización y estatización de la gestión y financiación, a través de la creación del FONASA, con el monopolio y el control financiero del sistema desde el sector estatal.

Además se agregaron cada vez mayores controles y limitaciones a lo que pueden hacer y decidir los gestores privados, que quedaron a cargo de la prestación de una parte de los servicios, pero con cada vez menor autonomía, debiendo requerir permisos y autorizaciones previas para múltiples decisiones.

La consecuencia lógica de recorrer con la reforma de la salud, es que volvimos a recrear los problemas que se habían solucionado. Hoy en día, el estado se hace cargo de los gastos de salud de toda la ciudadanía, sin tope alguno.

Existe una gestión cada vez más estatal y centralizada, y como era esperable, ahora el BPS tiene un déficit creciente que hará insostenible al FONASA en el tiempo, y requerirá una reforma sustancial. 
El déficit ahora está originado en el área de la salud, mientras que antes lo estaba en el área previsional.

No habrá más remedio que dar marcha atrás en la reforma de la salud, y volver a un sistema mixto, mediante las mutualistas financiadas en forma autónoma e independiente, eliminando la gestión financiera estatal centralizada del FONASA.

Lástima que se lo modificó en un sentido erróneo.

Bastaba mirar con atención y con una mirada libre de prejuicios ideológicos, lo sucedido con el BPS en el área de las jubilaciones, para prever lo que sucedería con la estatización predominante en la reforma del sistema de salud.

Tengo fresco en la memoria un cartel del sindicato de la salud pública, al inicio del proceso de creación del FONASA, cuyo lema era: “Por un sistema único de salud, público y estatal”, propuesta que no dejaba lugar alguno para las instituciones y/o gestores privados. 

La reforma no ha llegado a tal extremo, pero se escuchan augurios de profundización de la reforma de la salud. Creo que sería más saludable realizar una rectificación del camino emprendido, dado que de persistir en el mismo, más temprano que tarde habrá que modificarlo, dado que será insostenible e inviable para las finanzas públicas.

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