01.01.2016 09:08
Estimado Pablo Da Silveira:
Comparto lo expresado en su última columna titulada “Un año más” donde expresa con claridad, como el gobierno de la educación ha estado desde el 2005 a cargo de un reducido grupo de personas, cuya meta parece ser que nada cambie.
Creo firmemente que no va a ser sólo un año más, sino que van a ser un lustro más sin que ocurra ni un solo cambio, que permita albergar la esperanza de una mejora en la paupérrima situación de nuestra educación pública.
El profesor Netto, acaba de darle el entierro definitivo al plan piloto Pro – Mejora, el cual había mostrado buenos resultados.
No funcionó la inclusión de técnicos y profesionales preparados para proponer un cambio, los cuales terminaron renunciando por la oposición a sus propuestas, sobre todo de parte del profesor Netto. Ni siquiera funcionó la elección de horas por dos años en lugar de por uno sólo, aunque la directora Puente declaró lo contrario.
Evidentemente nada va a cambiar ni se va a dejar que cambie. Es difícil de entender porque razón existe esta férrea oposición a cualquier cambio por mínimo que sea, frente a una situación dramática como la que presenta nuestra enseñanza.
Situación que castiga sobre todo a los sectores más humildes de nuestra sociedad, cuya única esperanza de salida es recibir una educación de calidad, en cantidad suficiente, y no los planes sociales de limosna institucionalizada a través del Mides.
Es por ello que quiero recordarle la propuesta que realicé públicamente en noviembre de 2015, expresando que sólo será posible a través de la sociedad civil organizada, instrumentar un plan con múltiples acciones, que permita el inicio de un cambio en la educación pública de nuestro país. Es lo que hizo Varela y otros nobles ciudadanos hace más de 140 años, cuando instrumentaron, desde la sociedad civil, una reforma en nuestro sistema educativo.
Hoy, al igual que en aquel momento, es necesario reeditar una acción de similar envergadura, persiguiendo la concreción de igual finalidad.
Adj. Link y copia de carta con la propuesta:
http://ecos.elpais.com.uy/cambio-educativo
Cambio educativo
Manuel da Fonte | Montevideo
@|El cambio del ADN educativo solo podrá hacerse desde la sociedad civil organizada. La educación ya no es ni laica, ni gratuita ni obligatoria.
Comparto el pesimismo acerca de la posibilidad de introducir cualquier cambio en la enseñanza, mientras se mantenga la gestión actual del sistema de enseñanza público y estatal, lo cual es responsabilidad del Dr. Vázquez desde su anterior gobierno (el Frente Amplio gobierna desde hace 128 meses y no 8 como dijo el mandatario), siendo además que termina respaldando en los hechos a las fuerzas conservadoras, que boicotearon hasta un mínimo plan piloto antes que este se pusiera en marcha, y ni que hablar de un plan de reforma.
Esto no quiere decir que no haya forma de cambiar la educación. Por suerte hay ejemplos que muestran buenos resultados y en plazos cortos, tanto locales como internacionales. Me refiero a Chile, cuyo modelo muestra una mejora continua de resultados propios y comparativos, habiéndonos superado ampliamente en el porcentaje de alumnos que culminan la enseñanza secundaria, y obteniendo mejoras en los niveles alcanzados en las pruebas PISA. Este modelo de gestión exitosa de la enseñanza pública, es demonizado sin argumentación, descalificándolo y descartándolo por parte de quienes se oponen a la mejora de nuestra educación pública.
A nivel local tenemos el ejemplo de los institutos públicos y gratuitos, pero de gestión privada, que evidencian que con una gestión por fuera de la burocracia que maneja el sistema público, se pueden obtener resultados similares a los liceos privados, pero trabajando con alumnos de nivel socioeconómico bajo.
No hay necesidad de inventar nada, ni de realizar prolongados congresos y debates educativos. Simplemente hay que aplicar lo que ya se ha probado que funciona. Deberíamos aplicar el sistema chileno de vouchers educativos (lo mismo ya se aplica en la salud pública y privada a través del Fonasa, por lo cual lo llamaría Fonasa Educativo).
También se debe promover el más amplio acceso a recursos económicos a los institutos públicos de gestión privada, para que cada vez más alumnos puedan acceder a ellos y así escapar del fracaso educativo al cual están condenados los alumnos pobres en el sistema público actual.
Por supuesto que lo que sí ha quedado claro, es que al igual que sucedió con la implementación del plan Ceibal, el cambio no podrá ser posible si se lo intenta llevar adelante desde las estructuras burocráticas que manejan la enseñanza pública. El cambio tendrá que implementarse por fuera de las mismas. Las organizaciones burocráticas, con el paso del tiempo, pasan a ser un fin en sí mismas, dejando de lado los objetivos para los cuales fueron creadas, y solo defienden por sobre todas las cosas sus propios intereses y supervivencia. En este caso los resultados educativos y los alumnos dejan de importar en lo absoluto.
Es muy importante entonces, que aquellas personas y organizaciones que sean afines a generar un cambio en nuestra educación, se unan, se organicen y se nucleen en un Foro o Asociación por el Cambio Educativo, para promover y habilitar que estos cambios posibles se lleven adelante y logren vencer las enormes resistencias que enfrentan.
Este fue el camino recorrido por José Pedro Varela, que hizo posible la reforma de nuestro sistema educativo. Para poder llevar adelante su reforma, fundó la Sociedad de Amigos de la Educación Popular, en 1868, junto con otros intelectuales de la época, como Elbio Fernández y Carlos María Ramírez. Ellos pretendían subsanar las graves deficiencias del sistema vigente.
Hasta ese momento la enseñanza primaria había estado básicamente a cargo de colegios religiosos privados, a los que accedían solamente, y salvo excepciones, niños de la clase alta y media-alta, mientras el grueso de la población estaba fuera del sistema.
A 140 años del inicio de la Reforma Valeriana, es necesario unir fuerzas para rescatarla y relanzarla, dado que la educación pública reitera hoy en día la situación pre valeriana. Solo reciben educación de nivel suficiente y completa los alumnos de los sectores socioeconómicos medios y altos, mientras los sectores pobres son expulsados del sistema educativo.
La educación pública ya no es gratuita, ni laica, aunque no en sentido religioso, sino político, y mucho menos obligatoria, dado que más del 60% de los alumnos no la culmina.
Nuestro sistema educativo público actual en lugar de preparar al niño para ser hombre y ser ciudadano, para cumplir estrictamente con sus deberes y hacer un uso inteligente de sus derechos, como lo expresó Varela, se ha transformado en una gran fábrica de ni-ni.
Es imperioso reflotar y relanzar la reforma valeriana. Hoy es más necesaria que nunca. Y tal como sucedió hace más de 140 años, el camino para lograrlo parece ser el mismo: a través de la acción de la sociedad civil organizada, dado que ni el Estado ni el gobierno han demostrado voluntad o capacidad para hacerlo.
Publicada 20 de noviembre de 2015
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